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lunes, 3 de febrero de 2014

Los cuatris, sin freno: los controles no alcanzan y pocos cumplen las reglas


Hay un único puesto de control antes de los medános y es fácil eludirlo. Se atienden accidentados todos los días.
Un control. Efectivos de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, ayer, mientras detenían a un menor de edad al volante de un cuatriciclo.
El accidente que le costó la vida a Tomás Ogresta, de 10 años, conmocionó a la guardia médica del Hospital de Pinamar. “La pediatra que lo atendió no podía parar de llorar”, contó a Clarín un médico que estuvo en la sala en la que intentaron reanimar al chico durante más de 40 minutos. Ayer, la guardia de este mismo hospital volvió a la rutina. Y aunque parezca mentira, la rutina es atender diariamente a heridos por accidentes con cuatriciclos, incluso después de un hecho trágico.
“Hoy atendimos a uno por quemadura del caño de escape y otro con escoriaciones leves. Esto pasa todos los días y va a seguir pasando”, dijo Julio Batalla, director de Emergencias del hospital. “Nos da bronca la irresponsabilidad de los padres. Hay un desapego total a la norma”, dijo Fernando Hermida, secretario de Salud del municipio. “Los controles no sirven. Esto va a seguir pasando”, dijo Miguel, que no tiene ningún cargo oficial pero que trabaja hace 28 años en La Frontera, remolcando vehículos que se encajan en la arena.
Los controles se hacen en el ingreso a esta zona, conocida como “La Frontera”. Ahí la Agencia Nacional de Seguridad Vial y la policía verifican que los pasajeros tengan casco y que sean sólo dos por vehículo. Si no lo tienen, les regalan uno. Una vez que se pasa ese primer y único control, los que van en un cuatri pueden hacer lo que quieran, y ahí es donde se ven escenas que pueden terminar como la historia de Tomás. Menores de edad al volante, personas sin casco y cruces peligrosos, en una zona sin normas de tránsito. “No podemos salir a perseguir a los cuatris por la arena. Y además estos son terrenos privados”, reconoce Gonzalo Bagú, de la Agencia Nacional de Seguridad Vial.
En Pinamar hay más de 10 mil cuatriciclos, y en los fines de semana son cerca de 2.500 los que ingresan a esta zona. Además de los propietarios, los alquileres por hora de los cuatris cuestan entre 250 y 300 pesos. Para algunas familias, el divertimento de los chicos en la playa no pasa por jugar en la arena, paletear o jugar al fútbol.
“Hay que entender que un cuatriciclo no es un juguete. Son vehículos muy poderosos, que no pueden ser manejados por cualquiera. Si los acelerás alcanzan una velocidad que no la puede controlar un chico”, dijo ayer a Clarín el intendente de Pinamar, Hernán Muriale, que estuvo en la zona del accidente.
En lo que va de la temporada fueron secuestrados 815 cuatriciclos que eran conducidos por menores de edad. A cada uno de ellos se le hizo una multa de 1.500 pesos (los valores pueden cambiar de acuerdo al tipo de infracción), además de un acarreo de 350 pesos. Pero más allá de las multas y de las campañas, da la sensación de que lo único que podría ponerle límites a este problema es un cambio de conducta de los dueños de los cuatris.
Fuente: Diego Geddes – Diario Clarín.

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